Estructura de la narración
Una narración se organiza en torno al tiempo. La estructura clásica sigue el orden lineal:
Planteamiento - Nudo - Desenlace
P- Caperucita era una niña con una capa roja que un día fue a ver a su abuela porque estaba enferma
N- De repente le salió al paso un lobo que le dijo que dónde iba por el bosque sola
D- Caperucita se sorprendió mucho porque siempre había oído que los lobos no hablaban.
Pero el autor puede elegir alterar este orden y probar otras estructuras:
- In media res: se empieza la historia desde un punto medio y luego habrá que volver al inicio (planteamiento) y llevarla hasta un final (desenlace)
N- "¿Dónde vas Caperucita por el bosque sola?"- le dijo el lobo a Caperucita cuando se la encontró por el bosque..
P- "Caperucita era una niña con una capa roja que un día fue a ver a su abuela porque estaba enferma
D- Caperucita se sorprendió mucho porque siempre había oído que los lobos no hablaban.
- Flashback o analepsis: es cuando en un relato se interrumpe la línea del tiempo y se cuenta algo del pasado.
Cuando Caperucita se encontró al lobo en el bosque recordó inmediatamente la recomendación que su madre le había hecho por la mañana. "Caperucita"- le dijo- "ve a visitar a tu abuela, pero no vayas a coger por el camino más corto". Lo que su madre no le había advertido es que los lobos podían hablar.
- Flashforward o prolepsis: es cuando en un relato se anticipa lo que va a pasar, es decir, se interrumpe también la línea del tiempo, pero en este caso hacia el futuro.
Un rato antes de que Caperucita quedara sorprendida cuando un lobo se puso a hablarle en medio del bosque, su madre la había despedido diciéndole que no fuera por el camino más corto a casa de su abuela, sino por el largo, que era menos peligroso. En esos momentos, ella no entendió por qué.
Uno de los ejemplos más famosos de prolepsis:
“El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo”. (Crónica de una muerte anunciada, de García Márquez)
Y fíjate lo que el mismo autor es capaz de hacer al empezar su novela Cien años de soledad:
“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo".”
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